Cada anillo corresponde al crecimiento anual, consta de dos zonas claramente diferenciadas, una formada en primavera en la que predominan vasos gruesos que conducen la savia bruta hasta las hojas, formada por los tejidos vasculares, de color claro, pared delgada, fibras huecas y blandas; y otra formada en otoño de vasos más pequeños y apretados, sus fibras forman el tejido de sostén, son de color más oscuro y de paredes gruesas.
En zonas tropicales o donde no se producen prácticamente variaciones climáticas, donde los cambios de estación y la actividad vital del árbol es continua, no se aprecian diferencias entre las distintas zonas de anillos de crecimiento anual. Su suma, nos revelan la edad del árbol. En general las maderas blandas y resinosas tienen los anillos más amplios y apreciables que las maderas duras, por ser éstas de mayor densidad. Dada la forma tronco-cónica del árbol, los anillos anuales se aprecian mejor en el tronco, en zona más próxima a las raíces.
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